GUERRA CONTRA LAS DROGAS: DISEÑADA PARA NO SER GANADA Y BENEFICIAR GRUPOS DE PODER

Aquí he escrito sobre la gran letalidad del tabaco y el alcohol respecto a la mayoría de las drogas ilegales y los medicamentos cuya compra requiere de una receta médica. Es más, he proporcionado información que demuestra que el pan, la comida chatarra y otras fuentes de carbohidratos y grasas son los principales causantes de la epidemia de obesidad que con el tiempo matará a más seres humanos que todas las drogas juntas, tanto las legales como las ilegales. Sabiéndose todo esto, ¿por qué los gobiernos insisten en proscribir el consumo de la mariguana, la cocaína y otras drogas mientras que permiten la venta de cantidades ilimitadas de bebidas alcohólicas, tabaco y carbohidratos? ¿Por qué la guerra contra el narcotráfico que se inició en 1971, cuando el presidente de EU Richard Nixon le declaró la “Guerra a las Drogas”, no ha podida ser ganada por ningún Gobierno nacional? ¿Por qué las bandas de narcotraficantes de antaño han sido substituidas por los cada día más poderosos cárteles trasnacionales de la droga? ¿Por qué sigue creciendo el número de adictos en casi todos los países? Para muchos, la respuesta a estas preguntas es sencilla: Porque así lo quieren EU y los países que le siguen el juego. La guerra contra el narcotráfico demuestra que hay guerras que se libran para no ser ganadas sino para beneficiar los intereses de un reducido número de muy poderosas corporaciones e industrias. Por ejemplo, cuando hace 40 años empezó la “Guerra contra las Drogas” de Nixon había unas 500 mil personas presas en las cárceles de EU. Hoy el número casi llega a los 2 millones 600 mil, un aumento de poco más del 500%, lo que hace de este país el que más encierra a sus ciudadanos como porcentaje de su población total. La mayoría de los presos han sido encerrados por ser culpables de vender y/o consumir cualquier droga prohibida. ¿A quién le conviene que haya tantos presos? ¡Pues al sector privado del sistema carcelario estadounidense que cobra unos 45 mil dólares anuales por cada uno de los casi 50 mil reos que habitan en alguna de sus casi 270 cárceles! Con ingresos brutos de casi 2,500 millones de dólares, la industria carcelaria le paga millones de dólares anuales a sus cabilderos para que convenzan a senadores y congresistas conservadores a no modificar las leyes antidrogas y, de ser posible, endurecerlas. En México, tan sólo entre 2008 y 2010, el número de reos en las cárceles federales aumentó 241% entre 2008 y 2010, resultado de la guerra o lucha o combate o como se llame del Gobierno federal contra los cárteles de las drogas. Hasta julio de 2010 había, de acuerdo al 4º Informe de Gobierno del presidente Felipe Calderón, 223,225 presos en las cárceles federales, estatales y municipales del País. De éstos, 46,328 estaban encarcelados por delitos del fuero federal, como es la venta o posesión de drogas ilícitas. En México no existen cárceles privadas, pero desde siempre las prisiones han sido un excelente negocio para carceleros, autoridades penitenciarias y gobernantes. Muchos ex directores de penales son inmensamente ricos y es lógico suponer que parte de su riqueza la repartieron entre sus jefes. A mayor número de presos, más utilidades. En esta ocasión me he referido a sólo una industria –la carcelaria– que en EU, México y en el resto del mundo proporciona cada vez más utilidades, lícitas o ilícitas, conforme más hombres y mujeres son encarcelados. Una razón para no ganar la guerra contra el narco. En otra ocasión, daré más. Eduardo Ruiz-Healy Fuente.

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